jueves, 19 de marzo de 2009

MIRADAS



Contemplarla se me ha hecho un mal hábito, antiguamente la contemplaba en silencio y en secreto, desde mi ventana y me tardé dos meses en que nos dijéramos "hola" así de rápido al pasar, las veces que nos encontrábamos en la calle. A veces, si es que está de buen humor, me sonríe, pero nunca me conversa.

Yo la contemplo a diario desde mi ventana que da casi directo a la suya, pero que hace imposible que ella me vea a no ser que mire directamente, o al menos eso creo porque la ni la física ni la óptica son precisamente mi fuerte. En todo caso debo de haber cometido un error, por que tengo casi la seguridad de que sabe que la miro desde lejos y que además lo disfruta, pues de un tiempo a esta parte la veo más seguido semidesnuda y creo que me sonríe desde su ventana, lo cual me avergüenza un poco...

En todo caso si me llega a decir algo no me queda más que hacerme la tonta, que una a sus años con marido y con hijos ya no está para que la agarren espiando muchachas. Más le vale a una adaptarse a lo que le tocó en la vida ¿no?

5 comentarios:

Unknown dijo...

Me encanta tu relato!! Pero me niego a la resignación...

Un besazoooooo

LADO B dijo...

Para resignarse están los personajes, no las personas...La idea es producir esa clase de rabia, de rebeldía y despertar precisamente esa sensación en el lector, gracias!!
Saludos!

Duncan de Gross dijo...

mmmm, tendrá continuación?, me gusta... Un Café?

Arturo Ruiz Ortega dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Marissa dijo...

Me encanto!! Me recordo a un hecho de la vida real, así es siempre... nos quedamos con un dejo de ¿y q pasara despues?