
El hambre se ha vuelto mi estado natural. A cambio, mi figura es la misma que la de una joven de veinte, de diecisiete o aún mejor. Mis piernas son el camino de los sueños a cambio de andar el camino de las pesadillas en la trotadora del gimnasio.
Supongo que parezco vanidosa, pero no, no es eso. Es sólo que no quiero encontrarme con alguien dirigiéndome la palabra señora mientras soy todavía señorita. Eso sería como una sentencia, como la condena a una soledad eterna que me causa el peor de los terrores.
3 comentarios:
¿Vanidosa, coqueta, femenina..? ¡Pero si son o deberían ser los estados naturales de toda mujer!
Alguien así nunca puede ser condenada a la soledad eterna.
Más bien le corresponde una sentencia perpetua de goce y placer!!!
Me anoto como verdugo...
(¿Me invitas brandy y café?)
Es alguien que conocí...
en el lado tengo matirni seco
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