miércoles, 18 de marzo de 2009

HÁBITOS




La realidad, el conjunto de las cosas que hacen frente al hombre consiste en un imbricado de factores que cruzan las más diversas esferas de la existencia. Las esferas económica, emocional, familiar, vital y cognoscitiva están tan completamente entrelazadas que el pobre mortal debiera considerar una multiplicidad impresionante de factores cada vez que toma una decisión… por suerte, –mala suerte –no lo hace. Rara vez se toma una decisión, aunque crea que lo hace.

Los hábitos nos permiten transitar por la existencia con relativa indiferencia, o nos lo permitieron casi siempre en épocas pasadas. Así la mayoría de las veces no tomamos decisiones relativamente importantes –el color del vestido no cuenta –y caminamos por la vida haciendo lo que SE debe, creyendo lo que SE cree y pensando como SE piensa.

La mayoría de las veces, no hace falta sino seguir este gigantesco SE para llevar una vida medianamente adaptada y fácil, en la que no haya más quehacer que ganarse el pan honestamente y ser un gordo caballero burgués o una dama burguesa que cuida la línea, sin embargo, existen épocas en las que ese tipo de actitud no nos sirve, como por ejemplo, ahora.

Tanto los hábitos de consumo como los prejuicios con los que SE había vivido hasta la generación pasada, o hasta los principios de nuestra generación o hasta ayer, han quedado en entredicho. Una serie de convicciones tenidas por ciertas por las buenas gentes se destruyen y de pronto nos damos cuenta que el dominio del mundo está en manos de quizás quién, de que nuestros hábitos de consumo, en especial de consumo de energía, pueden ser dañinos para el planeta, lo cual está lejos de ser un preocupación altruista: nosotros vivimos en este planeta.

No por ello, sin embargo, podemos dejar de lado nuestras otras pequeñas preocupaciones que ni siquiera alcanzan a ser egoístas, hay que comer, hay que no perder el empleo, hay que alimentar la familia, pues claramente no lo hará el gobierno por nosotros –no este gobierno ni el que venga, Frei o Piñera –y no podemos confiarle la educación de los jóvenes al Estado, porque ello hará que necesariamente nuestras juventudes se eduquen mal. PSU quod erat demonstrandum.

Miramos con una mezcla de admiración y envidia a los países desarrollados, pero olvidamos que ellos se han desarrollado en base a los explotación de países no desarrollados y que ahora su buen nivel de vida se apoya en el mal nivel de vida de nuestros pueblos, porque somos su mano de obra barata y/o sus fuentes de materias primas o comodities, como se llaman ahora las materias un poquito menos primas como la celuloa, por ello es que lo que suceda en el mundo nos atañe a todos, porque la situación personal de cada uno no está aislada de la situación del planeta.

Por si fuera poco, somos mortales, aunque generalmente nos olvidamos de ello muy a menudo. Disponemos de un tiempo limitado en la Tierra y hasta ahora habíamos dejado que nuestra trascendencia fuera administrada por una institución que ahora se torna ridícula ¿realmente cree usted que el sacerdote borra sus pecados cuando lo perdona? ¿Realmente cree usted que no debe usar preservativos o anticonceptivos? Lo más probable es que no lo crea, casi nadie lo cree. Los católicos hacen todo lo que la Iglesia les prohíbe porque acatan, pero no cumplen. Nadie –salvo por Joaquín Lavín –puede mantener a todos los hijos que le de dios, nadie puede darse el lujo de tener un hijo en un momento inadecuado; todas las parejas modernas planifican y esperan el momento oportuno para la reproducción, muchos de ellos optan por un solo hijo, como en China, pero por voluntad propia; criar un hijo ya es bien difícil.

Sin embargo, queremos continuar viviendo como SE debe y entonces comenzamos a aparentar y en este aparentar nos vamos perdiendo de las verdades y llegamos a ese punto en que no distinguimos mentiras, de verdades, de ensoñaciones. Aparece un perspectivismo burdo en el que la verdad de cada quien está bien, como si los hechos fueran producidos por la mayoría de votos. En este contexto, sin embargo, existe siempre un pequeño grupo de personas a quienes el statu quo le es demasiado conveniente; no hay que extrañarse que las clases pudientes sean conservadoras en la mayoría de los casos.

En este contexto, ya no es posible seguir haciendo lo que SE debe, porque precisamente es ese SE el que está poniéndose en duda y este SE es un tirano que abarca todos los aspectos de la VIDA, porque nuestra VERDAD se llama vida, – ec-sistencia para los entendidos, pero no quiero usar lenguaje técnico –siendo nosotros y nuestra circunstancia, porque en todo momento estamos en un mundo que nos hace frente precisamente a nosotros, interpelándonos en algunas épocas más que en otra acerca de su sentido, nuestros sentido.

Nosotros somos en el Mundo, el ser mundo del Mundo, la mundanidad del Mundo –de Heidegger la aparente tautología, no mía –es estrictamente en nosotros. El Mundo presentándose como una serie de valoraciones, opciones y oportunidades es nuestro Mundo, no el Mundo de los animales y las cosas: ellos no tienen Mundo, tienen entorno. Sólo ante nosotros se abre el Mundo en sus posibilidades, cuando le ponemos atención y no pensamos lo que SE piensa, sino que pensamos verdaderamente, si no, vivimos en el olvido, un olvido que no es posible en épocas cruciales como esta, una época que ve cambios inauditos que no vieron generaciones pasadas y que no se juega un modelo de sociedad, sino la sociedad misma.

La rebelión de la Naturaleza –calentamiento global, crisis energética, que es la única verdadera crisis –implica que nuestra sociedad responda al Mundo de una manera diferente a como ha respondido siempre, a como SE ha venido haciendo. En el hombre los hábitos reemplazan a los instintos –Bergson, cito para futuras críticas –y por ello aquellos tienen la misma fuerza que estos en los animales. La única forma de romper un hábito es con claridad e propósito y con voluntad. Esto lo aprendí porque dejé de fumar hace seis meses y por la consecuente subida de paso me puse a dieta hace tres, no en la Facultad de Filosofía. Son nuestros hábitos los que mantienen un statu quo, lo único que explica que tecnologías que reemplazan el petróleo no estén en uso, la falta de modificación en nuestros hábitos de consumo y sólo un intelecto atento puede romper con tales hábitos ¿No es este acaso también un problema filosófico?

4 comentarios:

la inkilin@ dijo...

Bienvenido al ático

El lado B
es nuestro nuevo inkilino, espero que te sientas como en tu casa en este tu ático, y ahora con tu permiso me leeré este tu primer post


Nos tomamos ese café????

Hábitos...

la inkilin@ dijo...

hay un dicho que dice:
- el habito no hace al monje..
lo cierto es que, hoy por hoy..no sabemos hacia donde nos dirigios.

después de leer tu post tengo que reflexionar

Un café¿¿¿

Unknown dijo...

Pues eso, bienvenido vecino!!! pero yo a estas horas, la filosofia como que no.... mejor os dejo un beso con mucha sensación

Muaaaaaaaaaak

LADO B dijo...

Gracias!!!