viernes, 20 de marzo de 2009

MUERTE EN EL BARRIO LASTARRIA


Era complétamente trágico el deseo de aquel anciano por aquella ninfa; la ninfa lo sabía y jugaba cruelmente con sus deseos, dirigiéndole miradas sensuales y permitiendo que el viento le ciñiera sus suves ropas al contorno de su cuerpo y que le levantara la falda.

Se halagaba a sí misma con las miradas trágicas de aquel caballero ridículo, porque el efebo que la acompañaba dirigía sus miradas a objetivos bien diferentes y más lejanos. Su deseo veleidoso necesitaba una nueva conquista, una sensación diferente y fugaz.

Ellos no estaban maduros para el amor.
Él había madurado tarde.

2 comentarios:

Duncan de Gross dijo...

Ays, cuantas veces sucederá eso con las ninfas, jajaja, Un Café?

LADO B dijo...

Muchas...